Espacio en blanco.

Esconde ahora que puedes tu voz,
fusilemos las palabras para
crujir el silencio con nuestros cuerpos.
Hagamos profundas las raíces
que un día dejamos sin tiesto,
y que los huecos del aire
se rellenen de miradas ausentes.
La impaciencia como tu firma
en mi espalda marcada a fuego.
Hagámoslo rápido,
hagámoslo lento.
La noche sucede a otra noche,
y la rigidez de tu pecho
se torna en calma.
Todavia no han nacido nervios
que amarguen nuestras veladas,
que se traduzcan en palabras
y entierren suspiros de desgracia.


Cambia de nube, cambia de noche,
que el cielo sigue siendo el mismo
en esta ciudad de Granada.

Yuxtapongámonos.



Grítame por la ventana que te deje entrar,
que soy la única que te puede quitar este frío
que siente Febrero,
al que eres alérgica.

Te lanzo la mano y escondo
la piedra,
para empezar una batalla carnal
entre tus besos
y mis mordiscos.
Que tu mirada me mate,
me calle,
me diga que me quede
y que al día siguiente
sigas al otro lado de la cama.

Pero esta noche te quito la vida
y te la devuelvo por la mañana,
para no acostumbrarme a tenerte
y que siempre me apetezca
un pedazo de ti.
Quizás hay sorpresas en el color
de tus besos,
quizás en el calor
de tu piel.


Y puede que la vida haya puesto la misma piedra en el camino
para vernos caer de nuevo.

Después de la nada hay que reconstruir el todo.

 
Te he buscado en caricias ajenas,
por calles de delirios,
entre las miradas más oscuras
y el tacto más áspero.

He tratado de romperme el corazón
de mil maneras,
cada una diferente,
para terminar llegando a la conclusión
de que lo único que puede matarme
es tu indiferencia.

Sobrevivo a base de errores,
algunos sin importancia,
y otros que dejan heridas
que no lamerás como antes.
Deja de retroalimentarte
con pensamientos errantes,
pregúntame si quieres respuestas,
mírame a los ojos para
reflejarte.


Y tranquila,
yo no soy tan cruel como el lago
que ahogó a Narciso.

Lo cierto es que..


No soporto el frío, pero soy totalmente capaz de aguantarlo. Me cuesta dormir por las noches, hay demasiadas sombras que veo sin gafas. Me gusta el color verde y también el naranja. Cuanto más desganada me levanto, me pongo pantalones coloridos. Me gusta tener de fábrica unos pies fríos, igual que mis manos, y que haya quien me los caliente. No me gusta la gente con las uñas largas. Me dan épocas con las comidas, con las series y sobre todo con la música. No tengo mal despertar, pero para ser persona necesito comer. Cada mañana me despierto con una canción sonando en mi cabeza, y me gusta escucharla mientras desayuno. Pero también me gusta pegarme todo el día con el ritmo en la mente y sentirme realizada cuando la oigo al llegar a casa. A veces, cuando me da por una canción, puedo ponérmela en bucle durante un día entero.

Y sería capaz de decirte más manías que tengo, pero perdería su gracia si no es en persona. Fue culpa nuestra bajarnos en diferentes paradas de autobús y que, por consiguiente, no te pudiera decir jamás nada de esto.
¿Y qué le hago yo
si creo que tú todavía
me quieres,
y yo también?

Que me como el mundo.


Tan sólo busco a alguien que me mire a los ojos
y no me provoque apartar la mirada.
Alguien que cuando me enfade por tonterías
venga corriendo y lo arregle con un abrazo.
Alguien que me duerma acariciándome la espalda.
Alguien que no tenga miedo a decirme lo que siente,
y me perdone si me equivoco.
Alguien que le guste mi libertad y la respete,
igual que yo lo haré con la suya.
Alguien que haga de los domingo un día especial,
aunque sea de la cama al sofá y del sofá a la nevera.

Quiero a alguien despreocupado de la hora,
que si llego tarde ponga una sonrisa enorme
por haber llegado más arreglada que de costumbre.
Alguien con ganas de viajar, y si no hay dinero
nos inventemos historias de dónde podríamos estar.
Alguien que me prepare tostadas por las mañanas
y sentir que me como el mundo.
Tan sólo busco a alguien que me mire a los ojos
y yo quiera perderme en sus pupilas.

Declaración de intenciones.

 
Llegará el momento en que mire tus pupilas, profundas e inmensas,
que casi se mezclan con el color de tus ojos.
Entonces podré escuchar tus palabras hilarse en tu boca
sin tener miedo a salir corriendo de nuevo,
y declararé todo aquello que no dije en su día.
Que tienes una sonrisa preciosa, de las pocas que he llegado a ver.
Que tus manías me encantaban más cada vez que las veía.
Que esta ciudad tiene un color especial y me di cuenta contigo.
Te diré que te quise de una manera tan fugaz e intensa
que casi no me di cuenta de que ésto había terminado de verdad.

Declararé mis intenciones, que no seré capaz de decir nada.
Y tristemente tú tampoco.

De lo que sea, pero hablemos.


Hay veces que me canso y
no puedo dormir sin desolocar mi mente.
A veces me pongo freno
para decirte lo que pienso.

Tengo más miedo del que imaginas
y vuelves a ser culpable de este insomnio.


Ahora explícame qué se supone qué tengo que hacer yo,
ahora que mi cuerpo parece más vacío sin tus besos.
Has cambiado el olor de las cortinas
y el color de tu melancolía.

A mí todavía me saben a tu boca los sueños
pero ya no te encuentro entre mis perfumes.
La miel en tus labios y el hambre en mi boca.
Todo termina en un quizás.



Grito por dentro, pero grito.
La extraña de mi vida soy yo.



De repente sucedió que tus sonrisas
dieron a parar a mi boca.
Te imagino sonriendo, y sonrío yo.

Quiero que haya una razón para encontrarnos,
porque, en realidad, hacemos lo mismo que despiertos.
El fin del mundo se acerca cuando mis dientes están en tu piel.
Emborráchame con aquellos besos sabor Abril.


Lamento no haberte lamido antes las heridas.
He vuelto, pero no para quedarme.
No esta noche.
Me necesito.

Arder.

Me quedo con las ganas de saber
lo que pasó en aquel universo paralelo.
Correr por los sueños que
un dia fueron nuestros.

Me pregunto dónde olvidé mis preguntas
y cómo perdiste las respuestas. 
¿Cuándo marchitaron tus miradas
y me perdí por la ignorancia?
Aún tengo cicatrices tuyas
y sigo esperando que vengas
a curármelas,
con tus ojos color café.


El día es hielo y, sin embrago,
yo logro arder.