Ojosdechina



Me paso el día pensando en ti

en follarte y esas mierdas

en los momentos que podríamos pasar

y rellenar los  h u e c o s  que has dejado

por ahí tirados

entre tanto frío

Lo peor de todo

es que los kilómetros que nos separan

son más despiadados que Barba Roja

y más afilados que mis dientes

Hay que amansarlos como a las bestias

y en el momento preciso

echar a correr hacia el horizonte

encontrarnos en mitad de la cuna

donde yace el sol naciente

arrugar un poco la mirada

y sonreír más que en la foto de carnet

Es que joder

con esa carita

quién no quiere ser feliz a tu lado

Com-pasión



Te dije que si me iba
era para no volver
pero lo cierto es
que tenía miedo
de tropezar con tus labios
torpemente
y sin frenos

Frecuento bares para olvidar
lo que una vez me hizo reír
y es que esta puta melancolía
no me deja en paz
Lo que necesito escuchar
no es lo más acertado
para mí
pero si tengo que elegir un disco
que sea el de las olas del mar

Hay punzadas en el pecho
que duelen
y otras
que te dejan sin nada que decir
Paso de las pastillas y
de los matasanos
lo que necesito son las buenas noches
antes de dormir

En este amanecer no hay sitio
para los dos

Entre sueño y sueño


Te echo de menos. Pero de verdad. Como todas las veces que te lo he dicho. Te echo de menos 24 horas a la noche. Me he acostumbrado a las arrugas que dejas en la cama al levantarte. Por eso casi nunca me apetece hacer la cama. De una manera u otra volveremos a enroscarnos en ella. Es costumbre tomar tu piel como primer desayuno, y que el café tenga tu sabor. Sigo extrañándote, entre sueño y sueño. Entre mis labios y la sonrisa que escondo cuando te veo. Y si las cosas pasan, es por algo.

La búsqueda es fría




La búsqueda es constante
solitaria
y sobre todo
fría
Por eso aprecio
compartir tu experiencia
tus pensamientos
tu visión mundana
esa sensibiilidad
que te rodea
a través de tus fotografías

Y hacer de tu búsqueda
una mía
y compartir el frío

Cerrado por vacaciones



Se hace tarde
para madrugar
y dejarte tirado
con el amanecer
en las manos

Si por mi fuera
la mitad de las veces
bailaría entre tu risa y
la tristeza de tu boca
Pero para qué engañarnos
si lo único que quieres
es follar mientras la ciudad
permanece en silencio
cortando el aliento
Prefiero mantener los prejuicios
hasta que me queme la piel
a que afiles más las heridas

Terminamos siendo números
              de selección a la universidad
de solicitudes a becas
     de cola en la charcutería
           de arrugas en camas ajenas


Estoy bastante cansada
de parpadear
entre sueño y corrida
Parezco una autómata


Si quieres compartimos las penas
                                           sin motivo
nos contagiamos la huida
y el caso omiso a los stops
para quedarnos con un par 
de huesos rotos
y alguna que otra historia que contar




Para que esta soledad de fondo
me deje al margen de todo
y pueda cerrar por vacaciones

Un nuevo amanecer se levanta



Todo empieza con un
"no somos de nadie,
casi ni de nosotros mismos"

Si tengo que elegir
prefiero ir puesta hasta arriba
y no enterarme de lo que ocurre
por los alrededores
Esta realidad no es la mía
y cada vez estoy más segura de ello

De poder escapar
no sé hacia dónde correrían mis pies
quizás hacia el mar
o a desgastar montañas
pero luchando desde otra perspectiva
Y lo que importa es encarar
el ahora

Sirve de poco
pensar en un futuro mejor
si no hacemos nada para cambiar 
este presente
No podemos esperar algo
destruido por nuestras manos
sin demostrar la capacidad
de cohesión entre las
p a l a b r a s
y los actos


No hacen falta antorchas para
conquistar una ciudad
ni espadas
ni paredes
El sentido común aboga
por la lógica
y la sangre revolucionaria
por un cambio


Si ahora no podemos,
entonces cuándo

Los pequeños pero importantes detalles.



A veces el problema está en
pensar demasiado;
otras veces 
ocurre que no hacemos nada
para remediarlo


Los nervios me consumen
como papel de fumar
y me ponen al límite
de la reacción en cadena
Es tenerte cerca del pensamiento
y que me tiemble el café

La noche cae conmigo
y tú lo pones todo perdido
Eres tan torpe que

no puedes evitar
derramar el cariño


Siempre se ha dicho que 
los planes recién nacidos
suelen caerse del nido
Y siempre me ha atraído 
más la improvisación
y ver de cerca el suelo



Los pequeños
pero importantes detalles
se ven mejor

Si me dejases dormir.



Sigo buscando excusas
para engañarme
y pensar que
el motivo de mi insomnio
has dejado de ser tú,
pero te he buscado de mil maneras
sucias
incomprensibles
desproporcionadas,
y ahora
no soy capaz de conciliar el sueño

Entiendo que no pierdas el tiempo
en leer mis historias de madrugada
o me busques en otros ojos
y en otros espejos,
porque en la vida hay momentos
que no te puedes permitir el lujo
de llegar tarde a la cita

A mí se me ha pasado el despertador
Tú te dedicas a compartir amaneceres
                                                           con otras
Prefiero dejarte mensajes invisibles
mientras tú decides ignorar mi rescate
Y cuando resuena tu nombre
el nudo del estómago no lo desata
ni un marinero de oficio


Los pensamientos a largo plazo
se pagan a cámara lenta
Somos dos idiotas
suspendidos en lo alto de la noria
que observan el mismo paisaje
con distintos ojos,
porque todo termina siendo efímero,
incluso el recuerdo


Todavía sigo preguntándome
qué hago aquí sin que me calientes los pies
y qué cojones hago yo
sin acariciarte el pelo cada noche
para protegerte de los monstruos
Hasta que me doy cuenta
de que el único problema en tu cabeza
he sido yo
constantemente



Y el insomnio sigue sin dejarme dormir.

Pies descalzos




En verano hay noches frías,
igual que durante el invierno
hay alguna que otra noche caliente.

Entre amanecer y amanecer
hago un duelo contra el espejo
para ver quién gana con la mirada,
es un cara o cruz constante
pero el mar nunca frena
y, desgraciadamente,
a mí me gusta hacerlo con pies descalzos.
Dejarme llevar por las olas
y que el salitre sea mi piel
aunque quizás luego tenga escamas
pero no por la sal
sino por no llegar a tu orilla,
con el cielo algo desteñido
y un puñado de palabras en los bolsillos
que sólo sirvan para morderlas
entre los labios,
entre tus labios.

No sé hasta qué punto
es capaz de llegar esta revolución
que guardo dentro del pecho,
pero las olas afilan mis dientes
y yo como pez
muerdo el anzuelo
en una marea sedienta de náufragos.

Soplando cenizas.

Sigo pinchándome en vena
la adrenalina que me falta
para dejar con la boca seca
a todos los bares de Madrid,
morder la suciedad con la que tu boca
hablaba del rock and roll
las noches de desenfreno
alguna que otra droga
y sudores de por medio.

Bebo la vida en jarras de dos euros
para poder aguantar las ganas de correr
que continuamente me destrozan
y la soledad
con la que me atraganto
en cada horizonte nuevo.


Ojalá te marchases
ojalá me dejases en paz
de una puta vez
porque  cada vez que pienso
en todo lo que has provocado
a mi alrededor
me dan ganas
de romperte los labios
a mordiscos
y quitarte la piel a lengüetazos
para cortarme
con tu caparazón de cristal.


Lo único que me ofertas
es recuperar los muros caídos en el desembarco
y las piedras que lanzas con las miradas
rebotan siempre en mis dientes
, pendientes
de un pálpito
traficante de inseguridades.


Qué te voy a contar yo
que lo mismo te doy un beso
que te arranco el corazón de cuajo,
si quizás eres tú la que prende fuego
al incendio que guardo dentro de esta
pirómana con  leña
que metar a esasas cenizas.

Polución.



Hay noches
que no sabes dónde ir,
si pisar algún bar mediocre
o quedarte vomitando pensamientos
hasta la madrugada.


A veces en la vida
hay que ir dejando huella
                                                                                      , unas más grandes que otras.


En los días nublados
parece que sostienes
el mundo en tus manos
y con la punta de los dedos
terminas en un mar de dudas
con más fidelidad que el perro
que nunca tuviste.


Tiene cojones que lo diga yo
pero
el mío te encantaba.

...

...


Y el perro también.

Rugido oceánico.


Thrice - Digital Sea

A veces se me olvida
la profundidad del océano
que llevas colgando en tu mirada
, donde hay piedras
que han dejado de romper olas
para poder partirme a mí.

He llegado a destrozar corazones
que sólo buscaban mi costa
, y es que yo
no soy mujer de puerto
sino marinera de afición
y capitana de un barco sin vapor.


Las olas se escapan
y vuelven
, algunas sin aliento
, otras borrando huellas.


Cuando quise darme cuenta
estaba en mitad de aquel mar
, observando cada gaviota 
,  degustando cada brisa marina
que escapa entre mis labios.

Dijiste que la paciencia sería
tu mejor aliada
hasta que decidiste
darle la espalda al mar
para contemplar atardeceres nuevos
y atravesar ese océano sin tripulación.

Si no te miro es porque 
la arena cubre mis ojos
y el salitre me empapa el alma;
cuando algo pica también duele.


El mar provoca sed
pero te enseña a ser náufrago.

Cuestión de re-accionar.

Entras por la puerta y
no sabes cómo sentirte
, si aliviada por el remanso 
que nace del epicentro de este cuarto
o destrozarte el corazón
con el puño
para luego reconstruir
cada pedazo con impotencia.
El frío me eriza la piel y sube hasta la garganta
y un nudo marinero se enreda
entre la piel y el estómago.

A (des) propósito de ti.




Ya no me hacen falta calcetines
porque ahora eres tú quien me calienta
los pies por las noches
Me has pegado la tu manía
de cerrar puertas
sonreír con la mirada
o decirte lo cachonda que me pones
, constantemente

Las noches de insomnio
las rellenas tú
, que te dedicas a esconderte
entre las arrugas de las sábanas


Encuentro en ti todo lo que se ha ido perdiendo en esta habitación


Vamos a poner la tirita antes de la herida
, a rompernos desde dentro
dejando impecable el maquillaje
de nuestras ojeras
entre naufragio y salvavidas
de cada vida ya pasada
y las que nos quedan por disfrutar
, en silencio
                         hasta que duela


Parece mentira que todavía no entiendas que
lo que me jode es ver tu sonrisa
a la altura de los pies.

Reciclando pensamientos.



Voy a desaparecer
lentamente
sin que te des cuenta,
y no te preocupes,
lo dejaré todo cerrado
a cal
         y sin canto,
para que de vez en cuando
aún recuerdes el eco de mi voz.

Fuimos dos islas que naufragaban en la misma ciudad,
y todos tus miedos terminé escondiéndolos bajo olas de mar.

Vivo reciclando pensamientos,
pagando un mundo nuevo
con alquiler para dos,
un perro al que cuidar
y media vida por rellenar
de silencios
miradas
alguna que otra bronca
que termina en polvo
haciéndonos polvo
desde tu sombra
a la mía,
hasta que nos duelan las ganas
y se nos rompa hasta el alma.

Cuando las musas hablan.

Cuando las musas hablan
no quieres tener cuentas de
cuerpos idílicos o
rostros donde no pasa el tiempo,
necesitas que te susurren al oído
con su gemido particular
el que a veces escuchas en el momento
más inapropiado
y no tienes a mano tan siquiera
una triste servilleta de bar.

Las musas de labios cosidos
retratan cada detalle que tus manos
trazan de grafito,
se esconden debajo de tu lengua
esperan a que entierres 
los pensamientos bajo la piel
para lanzarse a la yugular
y atragantarte con las palabras.
Cegadas de impulso
se abren paso por la sangre
destrozando ideas, recomponiendo
los retales perdidos de ropas viejas
que un día decidiste usar.
Cambiaste tus pies viejos por unos zapatos nuevos
ganaste al cara o cruz lo suficiente
para darte cuenta de que la vida
no es mero azar.


La vida es lo que exprimes entre las manos
aprovechando cada gota del jugo,
porque si hay algo que no
nos enseñan las musas
es a encontrar la otra mitad
de Oriente y
                                                de la naranja.


Piromaníaca.



Hace tiempo que las orejas del lobo no me dan miedo.
Apuro la vida al orgasmo y me quedo corta
                                                                    diciendo lo mal que cantas
pero la sonrisa más grande y bonita te ha tocado a ti, 
guardando los secretos de media eternidad entre las pestañas
que revolucionan tempestades.
Aprieto los dientes, cierro los ojos y parece que sigues ahí,
tú destrozándome con la mirada
y yo todavía quejándome de la herida.

Hay tantas maneras para hacerme daño que 
recordarte es la más pequeña, de todas
las veces que el ruido de tu voz me provocaba

                              callarte besando 

la última fue una traición al desgaste.
Nunca supe cómo pisar el freno contigo
creo que tampoco quise hacerlo
porque quería sobrevivir contigo
tal y como aprendimos
emergiendo desde las ruinas de un corazón cansado
y otro algo somnoliento.

Siempre tuve miedo de sacar mi lado pirómano y
mandarlo todo a tomar por culo,
agarrarme al borde de errores innecesarios
para sentirme viva.

Llenarme los bolsillos de arena
es una de esas manías que cuesta quitar.
Mi piel huele a salitre
y mis manos siempre van buscando el mar,
que mis sueños son como castillos que se derrumban
casi a diario
para usar las cenizas
y volver a empezar.

Nos dedicamos a romper esquemas
contra la pared
a abrir nuestras propias heridas
para así ser capaces de sentir algo.
Si la sangre no tiembla
es que hay un pez nadando a contracorriente.
Las noches no pueden ser buenas
sin una botella bajo el brazo
y un amigo que aguante las penas
que en las copas no logras hundir
o que terminan siendo ellas las que te ahogan,
Cuidado,
que vienen curvas
y esta vez no son las de la guitarra,
ella ya está cansada de oírme llorar.
En caso de emergencia
hay una puerta de salida claramente señalizada,
y fíjate que siempre leo el manual de emergencia
nada más subir al avión,
pero me emociona más tirar del paracaídas
porque en caso de fallar
la hostia sirve para algo,
a veces.

A efectos del alcohol.

Cuando vas doblada por las esquinas de los bares
no quedan más vasos donde las penas te sumerjan
tampoco hay más melancolía en el stock
toca pirarse a casa
viviendo en vertical
pensando que "todo va a ir bien"
hasta que llegas al portal
y no atinas con la llave, eso sí que es una putada.
La ropa te apesta a historias ajenas
los bolsillos están llenos de lagunas
que mañana tendrán menos sentido todavía
y tu dolor de cabeza más.
Voy a quitarme los zapatos para
andar por mis pensamientos
mientras arrastro la cama a mis pies
creyendo que aquel último chupito
no fue una buena idea.
¡Pero qué coño! - pensé
El tuyo - me dijeron

A estas horas de la noche sólo pienso
que no fue buena idea ponerle ruedas a todas las cosas de la habitación.

Reconozco que estoy loca.

Creo en los amores rotos y
los corazones bordados con hilo y aguja
porque
si un corazón no tiene heridas
es que no ha amado lo suficiente
como para romperse contra el suelo
y dejarlo hecho mierda con tanta pieza suelta cuando
la otra persona ya no tiene fuerza en las manos para seguir aguantándolo.
No necesito que un cura venga a decirme
con la mano jurando en la Biblia
qué es el amor,
porque con pecado o sin él
sé cuándo está en la puerta de mi casa
en mitad de un bar
o entre las sábanas.
Es un motivo para sonreír cada mañana
o desgarrar el suelo con el frío de tus pies
para sorprenderla con un desayuno en la cama
y pensar que el mundo es un lugar jodido si
ella no está, si
ese mundo, tu mundo, ella es quien lo hace girar.
La mayoría de la gente piensa que estás loco
cuando empiezas a hablar de esta manera
pero yo les respondo que los locos son ellos
que nunca han estado enamorados.

Creo en el amor a primera risa.

Creo en el amor a primera risa
en las causalidades
que terminan siendo casualidades
en el poder de la mente
en el karma
en el campo mórfico
en el puedo
y en el quiero
en los deseos
al soplar velas de cumpleaños
y viendo estrellas fugaces
en las sonrisas espontáneas
en las verdades que cuentan los niños
los borrachos
y mi padre
en la parte positiva de las cosas
en el blanco el negro y el gris
en las coincidencias
en los números de la suerte
y en las supersticiones.

Pero no me creo ni de coña
que seas tan puta
de no cogerme el teléfono
para arreglar esto.

Laberintos.

La luz se tiñe de rojo
mientras las cortinas
permanecen cerradas
igual que mis piernas
, igual que tu boca.
El miedo se olía a leguas
los nervios dibujaban en mis pupilas
un laberinto retorcido
como tu mente.
Tus puños
ahogaron mis palabras
atravesadas
aún en la garganta
con las mismas verdades
que estas paredes guardan.
Los platos rotos
me toca pagarlos a mí
, yo
, que ya no tengo la cara
de haberlo hecho nunca

A tijeretazos.



A veces pienso que ya he sentido
todo lo que tenía que sentir
, que lo que vendrá después
son versiones
más pequeñas
de lo que ya he sentido
Que el alma se me salía por la boca
cada vez que susurrabas
y la sangre no podía ir
más deprisa
cuando tu piel 
hacía contacto con la mía

Me guardabas besos
en los bolsillos
de chaquetas
que ya no me pongo
, por eso ahora
nadie me besa las manos
y pongo de excusa el invierno
para sentir algo
de calor
en los dedos

El mundo lo hice
a nuestra medida
, un paraíso entre sábanas
y un corazón dispuesto 24 horas
por si en algún momento
necesitabas inyección 
de adrenalina.

Al final fui yo
la que terminó enganchada
al olor de tu piel recién follada
, a los pelos revueltos
(en tu cabeza, claro)
, a la batalla por ver quién
prepara el desayuno
y quién recibe
con las piernas abiertas.

Hace tanto calor
que se derriten hasta las piedras
cuando tu ego y el mío
revolotean en sábanas 
tan gastadas como nuestras pieles
y declararnos la guerra
a piedra o papel.

Aunque yo soy más de tijeras.


Hasta los cojones.

Estoy hasta los cojones
de no poder fumar en los bares
cuando la única salida que veo
a conversaciones incómodas
es la calada de un puto cigarro.
Hasta los cojones estoy
de pedirle una canción al Dj
y que pase de mi culo
toda la noche
, hasta los cojones
de que no sigas el juego
de miradas que empezamos
, hasta los cojones
me tienes
cada
vez
que
te
meto
mi alma
por tus heridas
y te niegas mi hombro
para derramar mares sobre él.
Báilame el agua
por una puta vez en tu vida
, no te hagas de rogar
que tengo las rodillas maltrechas
y cansadas de implorar perdón.


A tu manera, claro.

Ártico.



Hace tanto calor

que se derriten hasta

las piedras

cuando tu ego y el mío

revolotean en sábanas

tan gastadas como nuestras pieles

Cenizas y otros polvos.




Intoxico
cada poro de esta piel
llena de vestigios temporales.
Cada paso hunde más
                                 y más
el puñal que enterraste
en mi pecho vulnerable.
Y ahora
que ya no estás
a ver quién es la guapa
que saca a Excalibur
de entre mis pechos.

Mato por una calada de tu aliento,
aquel que por las mañanas
me hacía resurgir
de las cenizas
que la noche anterior había respirado
en la taza de un váter.

Qué buena estaba
                       la camarera, digo.
Porque ahora con tanta libertad
no sé qué hacer con ella,
                       la libertad, digo.


La camarera sigue currando
y me folla mientras yo
me hundo más la espada.
Los dedos se los dejo a ella.

Caracoles.

En espiral
como un caracol
y la casa la dejo en la cuesta
por si algún día decides venir
a disfrutar de estas vistas,
que yo disfrutaré
de las tuyas. 
Te esconderé
notas de amor 
debajo de la piel
para cuando te mires
en el espejo,
con olor a café 
recién hecho
y sonrisas por doquier.

Introversia.


Tengo las manos frías
de aguantar
tus sonrisas a medio hacer
tus palabras tus miedos tus inseguridades
todas las cosas del mundo
guardadas en mi mirada
y escondidas bajo mi piel.

A veces los recuerdos
vuelven a quemar por dentro
respiras canciones
tiemblan lágrimas
se ahogan momentos
mientras tú te limitas a
echar raíces en otra isla
curando heridas a base de mordiscos
bebiendo amargas decisiones.

Porque cuando cierras puertas y ventanas
no seré yo quien te diga
                                        que
                                                respires.


Ahora soy yo quien se mira al espejo
y no se asusta.
Para eso tiré el miedo a la basura.


Que le den por culo al mundo que siempre había buscado fuera
cuando en realidad el que quería lo tenía guardado
dentro de mí.

En línea.

Tu nombre.

Tu foto.

Una conversación a medio hacer.

Últ. vez a las 00:24.

Y yo aquí esperando,
                        en línea.

Cabeza a tierra.



No me gusta pensar que tu cara
puede empezar a emborronarse un día,
que cada vez piense menos en tu pelo
y en las noches de insomnio que arreglábamos
haciéndolo a pelo,
cómo no (porque las chicas tenemos esa ventaja).
Tus miedos
en mis pupilas
y los míos
guardados en el cajón
por si algún día te ibas y así
no me sentía tan sola
sin ver tus medias sonrisas
y ahogándome en los gestos
que derramabas por las aceras.

He llorado más de lo que te imaginas por este huracán
que se lee entre líneas y líneas de cada mensaje de Whatsapp.
La caja de Pandora no es nada comparado con todo lo que ha aguantado este pecho.

Cada palabra tuya es una nueva cicatriz
que intento no borrar de mi piel
por si algún día regresas con ganas
de seguir escribiendo la historia
que dejamos a mitad.

Respiro
para quedarme vacía
y no gritar
que sigo esperando
que no cojas aquel avión
que soy capaz de hacerte volar
a cualquier rincón del mundo

del universo

de nuestro universo.

Seamos felices y mareemos perdices.

Debajo de estas líneas
puedes encontrar solución
a las dudas que te culpan
día sí
y noche también.

La sangre se enfría
y el pecho se contrae
cada vez que oigo tu nombre,
cada vez que pienso
que tus piernas pueden aparecer
en cualquier bar de la ciudad
para robarme el aliento
por enésima vez.

Te desvaneces en las sábanas
creyendo que el epicentro
de tus problemas
está en tu puta cabeza
y que lo tienes todo controlado.


¿Acaso no crees que yo también le doy vueltas?
Es triste, pero cierto.


A veces tiemblo cuando pienso
que las casualidades no existen,
que te fuiste para no volver,
cuando sabes perfectamente
que las despedidas nunca fueron lo mío.

Piedras al tejado.


Podría convertir mis sábanas
en una tienda de campaña
y pasar media eternidad
contigo

ahí metida,

pensando qué hacer
la otra mitad.

¿Y si la razón de mi existencia
es este amargo sabor a cerveza
que pruebo cada noche
de tus labios?
Confieso ser alcóholica.

Creímos ser gigantes
en un mundo
que no estaba hecho
a nuestras medidas
Y así terminamos,
siendo tú David
y yo Goliath.

Deepsea.



A veces me cuesta nadar en este vaso
en ocasiones medio lleno
y, en muchas otras,
medio vacío.

Termino con los labios a medio pintar
olvidando el color en el cristal
que refleja la otra parte
de esta Luna hija de Meliés.
Bailan las horas
y es inútil resistirse
a la llamada de la noche
una vez el placebo ha caducado.

A veces las penas son
las que terminan ahogándome a mí.

Un par de rarezas.



No hay metástasis posible
para adoptar un destino diferente
sin sabor a precipicio.


Hundamos la lengua
en un vaso cargado
con tres hielos
una parte de ron
y dos de tragedia.

Deja la piel a un                                                              lado
y hagamos un primer plano
del corazón.
Vamos a girar la botella
para besarnos 
las cicatrices.


Ojalá 
tu desorden y el mío
en una vorágine
para crear el caos más bello
e inexplicable
que Magritte ha parido
en un lienzo.

Susurro de urgencia.



Me gusta ver y oler las cosas,
quedarme toda la noche despierta
para contemplar la salida del sol.
Ver que en una hora el mundo
se puede derrumbar
y transformarse en algo nuevo,
indoloro.

Somos un millón de 
completos desconocidos,
nadie conoce a nadie.
Pero su sonrisa jamás desaparecía,
hasta donde puedo recordar.


¿Nunca has mirado a alguien y has visto tus pensamientos más íntimos en sus pupilas?