Polución.



Hay noches
que no sabes dónde ir,
si pisar algún bar mediocre
o quedarte vomitando pensamientos
hasta la madrugada.


A veces en la vida
hay que ir dejando huella
                                                                                      , unas más grandes que otras.


En los días nublados
parece que sostienes
el mundo en tus manos
y con la punta de los dedos
terminas en un mar de dudas
con más fidelidad que el perro
que nunca tuviste.


Tiene cojones que lo diga yo
pero
el mío te encantaba.

...

...


Y el perro también.

Rugido oceánico.


Thrice - Digital Sea

A veces se me olvida
la profundidad del océano
que llevas colgando en tu mirada
, donde hay piedras
que han dejado de romper olas
para poder partirme a mí.

He llegado a destrozar corazones
que sólo buscaban mi costa
, y es que yo
no soy mujer de puerto
sino marinera de afición
y capitana de un barco sin vapor.


Las olas se escapan
y vuelven
, algunas sin aliento
, otras borrando huellas.


Cuando quise darme cuenta
estaba en mitad de aquel mar
, observando cada gaviota 
,  degustando cada brisa marina
que escapa entre mis labios.

Dijiste que la paciencia sería
tu mejor aliada
hasta que decidiste
darle la espalda al mar
para contemplar atardeceres nuevos
y atravesar ese océano sin tripulación.

Si no te miro es porque 
la arena cubre mis ojos
y el salitre me empapa el alma;
cuando algo pica también duele.


El mar provoca sed
pero te enseña a ser náufrago.