Cierra por vacaciones



Voy a tener que asesinar
lentamente
a mi sinceridad.
Porque no puedo
engañar con la sonrisa
y, de mientras,
arañarme por dentro.


Te has quitado las herraduras
y hemos hecho un intercambio
de huesos rotos
dejándonos
las mandíbulas oxidadas
con algún que otro billete en el bar.

Con las heridas aún abiertas
nos permitimos la libertad
de dejar pasar a gente que
no es capaz de llenarlas.
Y entre ojeras y ausencias
te hundes en la mierda,
porque "todo está bien"
y "mañana será otro día".


Las mentiras saben mejor
cuando uno mismo se las cree,
llora por dentro
y cierra por vacaciones.

Los días malos


Entre todos los callejones vacíos
terminé entrando en el tuyo,
afilándome la vida
para sentir ese intenso
subidón de adrenalina.
Me cansé de apuntar al futuro
con la piel llena de quemaduras,
de tener sed y terminar
tragándome mis propias palabras.

Soy más de pedir auxilio
con una cerveza en la mano
y algo de sangre en la lengua,
aunque el plan de llorar
a solas a veces me vale.

Sin embargo, pienso,
que en los días malos
hay que mirar de frente
y hacia todas las esquinas.
Con la misma ilusión de siempre
y las ganas de comerte los días,
bailar descalzos y riendo
aunque lo hagamos mal.

Porque entonces me acuerdo de tu risa.

Y de cómo me la contagias.

Incluso ahora.

Noches como ésta



Tengo las manos manchadas
de rebuscar por mis adentros,
intentando encontrar
un hueco para hacerme
un bicho-bola.

Esta sensación de velocidad
me deja con un nudo
justo detrás de la lengua.
Como si fuese a matar
los pensamientos rotos.
Yo, que no soy de romper platos.


Desde la primera cerveza hasta la última,
todas las botellas están llenas de recuerdos.
Habrá que seguir bebiendo en noches como ésta,
que las buenas costumbres no se pierdan.

Tanto como yo.




Echa un vistazo a tu alrededor
y dime si ves lo mismo
que Focault:
"el hombre y la vanidad
mueven el mundo".
Estoy cansada de jugar
a ver quién le echa
más huevos
al asunto.
Con varios chupitos encima
todo es siempre más fácil,
qué mérito el tuyo.

Repítemelo de nuevo.
Que nadie te ha querido,
al menos, tanto como yo.
Y que nadie me ha soportado
como lo has hecho tú.


Y todo

para terminar siendo

una puta fecha del calendario.

A corazón abierto



Me preguntas si he amado.
Me preguntas si te he amado.
No me apetece remover las cenizas
y no voy a negar nada.

Sólo me quedan palabras
de esta vida sonámbula
entre dados y vinos y mujeres,
probando de todo,
ciega.


Jamás había andado sola por el mundo.
Porque el mundo había sido nuestro mundo, y tú te hiciste cargo de mandarlo a la mierda.


Nadie se propone dejar de amar,
aunque te esté destrozando por dentro.
Aprietas los dientes
y caminas
repitiéndote
que todo irá bien.

Pero he amado.
Mucho.
Con los ojos cerrados
y a corazón abierto.
He amado.
De manera insensata
y violenta,
al borde de la autodestrucción.
¿ Y tú,
dónde estabas?

Muerdo





Apreto tanto los ojos
que podría llorar
cada centímetro
de tu figura.
Cuando me mojo los labios,
los de arriba,
me quemo con los recuerdos
made in China.

No creas que es fácil
poner el cartel de 'se traspasa'
en un corazón tan oxidado
y lleno de parches.
Es culpa mía que
cuando mire al espejo
piense que faltas tú
para completar el cuadro,
así que dime cómo lo hago,
dime cómo evito
verle la parte buena
a un mundo sin ti.

Te mentiría.
Me arrancaría la piel
si así te demostrase
que todo me va perfecto.
Pero seamos realistas,
no tengo huevos de hacerlo.

La voz se me ha rajado tanto de gritarme por dentro
que ya no tengo forma de pedir auxilio.
Y estoy que muerdo.

Destrozándome por dentro



Si miras al espejo
igual me sueno de algo,
parezco una extraña
del tiempo que hace
que no quiero verme.
No sé mantenerme las promesas
y tampoco quiero hacerlas
porque las dejo oxidadas
en cualquier rincón de mi cabeza
cogiendo polvo
en lugar de echarlo.

No quiero salvarme
ni (a)probar por los pelos,
soy más de tartamudear con los ojos
y mantener las heridas abiertas
y hacer conscientes mis errores.
Pararme a pensar
de una puta vez
porqué voy siempre tarde
a todos sitios
y no hago nada
para remediarlo.


Parece que me la pone dura vivir al límite.

Parece un dejá-vù constante esta vida mía.

Invierno frío

Dejémonos de indirectas.
¿A quién quiero engañar?
Quizás no estemos hechas de la misma pasta
o quizás es la pasta lo que nos diferencia.
Siempre hay opciones en la vida
y no hace falta echar balones fuera,
las decisiones son lo único
que nos mantienen con vida.

Nos merecemos siempre a alguien peor,
alguien que nos trate de pena,
alguien que se enfade por cualquier gilipollez
para darnos cuenta de que,
joder, otra vez,
ella era la persona ideal que teníamos delante
y que jamás supimos ver.

Los tiempos corren  y nuestras piernas se cansan.
Menuda suerte la nuestra.

Me dejaría arrastrar por el mar
de saber que no me ahogaría
en tus rencores y silbidos de auxilio
a los que siempre acudo.
Soy capaz de provocar un incendio
con tal de que te des cuenta
de que esta mierda
me llega a la altura del cuello,
y se me han olvidado
las ganas de sentir.

Prefiero revolcarme en la arena
y esconder mis miedos bajo el mar,
porque si no puedes mejorar el silencio
para qué cojones voy a hablar.

Costumbres arraigadas

Vemos normal la crisis económica,
que ir al restaurante de la esquina,
el de toda la vida,
sea un privilegio.
Vemos normal la miseria y el hambre
y que nuestro cuerpo
sea moneda de cambio.

Vemos normal que hayan muerto
9 mujeres
en lo que llevamos de año
por violencia de género.

Vemos normal que una familia entera
se alimente de una pensión,
que en bocas cerradas no entran moscas,
ni cucharas.

Vemos normal la muerte
y la enfermedad subdesarrollada,
y terminamos el plato
por los niños de África.
Vemos normal eso de no recoger la mesa,
porque realmente
ya no hay nada que pone.


 Cada uno decide si quedarse ciego,
con las manos en los bolsillos
o empezar a cambiar las costumbres.

Buitres y carantoñas

Nos acostumbramos a asumir nuestros errores
como si fuesen culpa de los demás,
y siempre hubo un listo que se creía
más listo que nosotros.
Se multiplicó para hacernos pensar
que al ser más listos
nosotros seríamos más tontos.
Pero al girar las tornas
ganamos la partida,
no por ser listos
o menos listos,
sino por jugar con el corazón
algo herido y cansado,
pero que respira con aire de cambio,
con ganas de no sentirse oprimido.

Arrancando plumas



Lo extraño es pensar
que aunque no estés
sigo dejando la ropa por el suelo,
limitándome a esconder
las respuestas entre la basura
que rodea a esta ciudad,
que cada día me recuerda más a ti.

No me gusta mentir y para qué hacerlo,
no soy capaz de reunir las fuerzas suficientes
para ordenar este huracán de sentimientos,
a veces dicen no,
otras veces dices sí,
y este baile de miradas
nunca se me dio bien.

Por mucho que la tecnología avance
no habrá un Ctrl + z para lo nuestro.
Una vez aprendes a volar
es complicado volver al suelo,
y más aún si
todo lo que pisas
se convierte en mierda.

Las penas no se ahogan


Quisiera creer en los cuentos
Ojalá esta puta vida
se solucionase tan fácilmente
Pero por desgracia
en el mundo real
las cosas sólo pueden ir a peor



Créeme


Y si pasa algo bueno
por pequeño que sea
no te acostumbres mucho
En cuanto te des la vuelta
toda la mierda se te echa encima
Tampoco se está tan mal
eso hay que decirlo
Te puedes acostumbrar a ello
o luchar cada día para no ahogarte


Es cuestión de principios


Aunque tardas tiempo en ver
cómo funcionan las cosas por aquí
la paciencia es siempre la mejor aliada
A no ser que tengas la sangre inquieta
y prefieras arreglártelas por tu cuenta


Si es así
                adelante
Las puertas siempre están abiertas
para tomar otra cerveza

Hasta que el cuerpo aguante
y las ganas desaparezcan

Desafiando a la gravedad




Empezamos
mirándonos al espejo
con los puños llenos de defectos
que dejar salir
Cada día son más
y caben menos en la mano

Las arrugas son más frecuentes
las miradas al suelo también
Parece que lo más bonito
que tienes son esos pies
que no se quejan de estar ciegos.


Nos volvemos más invisibles
tomamos pastillas para no soñar
nuestros pechos desafían a la gravedad
entre agujas y quirófanos
disfrutamos de simples descuentos
de la monotonía con herrumbe
y no de lo que nos hace sentir vivos
Bien sea el fútbol
las carreras de caballos
algún que otro culebrón de la tele
o las melodías incesantes del jazz


Todo cuanto queremos
se reduce a cenizas
Nada más que polvo
olvido
y miradas altas hacia el cielo
Soñando lo que nunca fue
imaginando
buscando esperanzas entre la basura
para hallar respuestas


Pero todo está tan vacío
que ni uno se puede quejar 
de la vida que lleva
o de la vida que el otro tiene




Los huesos son los mismos
la diferencia está 
en el perro que los roe