Agorafobia.

Aún queda un poco de tí en mis labios, todavía hay rincones que ni tan siquiera mi boca ha rozado. Quedan miles de sábanas por arrugar, decenas de chistes por contar y murmullos que decirte al oído. Quizás el lugar no es el correcto, y el momento no es el más indicado. Tal vez las palabras no sean precisas, y las mentiras ni se asomen por la puerta. Puede que las pupilas no se encuentren, que no se sumerjan en la profundidad de la otra y las pestañas den por zanjado el final de la actuación. Huellas de color en la pared que borren cualquier miedo, reflejos que sonrían por tí en los días malos, y crisis que quiebren contra la pared. Calambres vertiginosos que te mantengan despierto las noches de escalofrío, enfados que saquen la parte más vulnerable, y lágrimas que muestren lo peor de ti. Que los susurros de medianoche queden atrapados en un lienzo, y las caricias que me enseñabas perdurasen dentro del tiempo.

Mordiscos de tu piel sobre mi piel.

No hay comentarios: