Delineando.


Los colores de la paleta están desgastados,
como estos esbozos de sonrisas
que terminan arrugados
en la papelera.
Desteñida,
sin saber qué decir,
trazando manchas por doquier,
haciendo inteligible el cuadro
de mi mirada.
Rojo vino para estos labios
que todavía no saborean 
las historias del ayer.
Que desde dentro me salen las cicatrices
y las lenguas vernáculas comentan
que se derriten los sueños
pintados en el espejo.


Por esta piel se han cruzado caminos
que terminan sin ser lo que veo.
Que callan.
Que omiten.

Y en este lienzo hay hueco de sobra,
pero no es culpa mía
que tú quieras seguir rallando cristal
y yo simplemente contemplar el amanecer.

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