Fumarnos el atardecer
está muy visto,
y estos ojos están
veinte años más cansados
que cualquier marinero de oficio.
Detrás de este (es)túpido velo
nos arrojamos el silencio
tiemblan mis piernas
y pongo cuerpo a tierra
por si en el último minuto
cae el cielo sobre nosotros.
Puedes quemar el alba
y descoser con agujas,
noche tras noche,
hasta que al tiempo
se le escape un gemido.
Esta tempestad
que llevo dentro
busca ser valiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario