Reconozco que estoy loca.

Creo en los amores rotos y
los corazones bordados con hilo y aguja
porque
si un corazón no tiene heridas
es que no ha amado lo suficiente
como para romperse contra el suelo
y dejarlo hecho mierda con tanta pieza suelta cuando
la otra persona ya no tiene fuerza en las manos para seguir aguantándolo.
No necesito que un cura venga a decirme
con la mano jurando en la Biblia
qué es el amor,
porque con pecado o sin él
sé cuándo está en la puerta de mi casa
en mitad de un bar
o entre las sábanas.
Es un motivo para sonreír cada mañana
o desgarrar el suelo con el frío de tus pies
para sorprenderla con un desayuno en la cama
y pensar que el mundo es un lugar jodido si
ella no está, si
ese mundo, tu mundo, ella es quien lo hace girar.
La mayoría de la gente piensa que estás loco
cuando empiezas a hablar de esta manera
pero yo les respondo que los locos son ellos
que nunca han estado enamorados.

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