Soplando cenizas.

Sigo pinchándome en vena
la adrenalina que me falta
para dejar con la boca seca
a todos los bares de Madrid,
morder la suciedad con la que tu boca
hablaba del rock and roll
las noches de desenfreno
alguna que otra droga
y sudores de por medio.

Bebo la vida en jarras de dos euros
para poder aguantar las ganas de correr
que continuamente me destrozan
y la soledad
con la que me atraganto
en cada horizonte nuevo.


Ojalá te marchases
ojalá me dejases en paz
de una puta vez
porque  cada vez que pienso
en todo lo que has provocado
a mi alrededor
me dan ganas
de romperte los labios
a mordiscos
y quitarte la piel a lengüetazos
para cortarme
con tu caparazón de cristal.


Lo único que me ofertas
es recuperar los muros caídos en el desembarco
y las piedras que lanzas con las miradas
rebotan siempre en mis dientes
, pendientes
de un pálpito
traficante de inseguridades.


Qué te voy a contar yo
que lo mismo te doy un beso
que te arranco el corazón de cuajo,
si quizás eres tú la que prende fuego
al incendio que guardo dentro de esta
pirómana con  leña
que metar a esasas cenizas.