Costumbres arraigadas

Vemos normal la crisis económica,
que ir al restaurante de la esquina,
el de toda la vida,
sea un privilegio.
Vemos normal la miseria y el hambre
y que nuestro cuerpo
sea moneda de cambio.

Vemos normal que hayan muerto
9 mujeres
en lo que llevamos de año
por violencia de género.

Vemos normal que una familia entera
se alimente de una pensión,
que en bocas cerradas no entran moscas,
ni cucharas.

Vemos normal la muerte
y la enfermedad subdesarrollada,
y terminamos el plato
por los niños de África.
Vemos normal eso de no recoger la mesa,
porque realmente
ya no hay nada que pone.


 Cada uno decide si quedarse ciego,
con las manos en los bolsillos
o empezar a cambiar las costumbres.

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