3.2 bosque


Apocalyptica - The unforgiven

http://www.youtube.com/watch?v=7qr9poAYiJw


Nada más abrir los ojos, la imagen que visualizo y mi cerebro interpreta es la de un bosque amplio y frondoso, de un color verde oscuro pero no sombrío. Poco a poco, mis sentidos van recobrándose. El oído me alerta de una melodía dulce aunque algo lenta y tristona que parece que procede del propio bosque, mis pulmones se dilatan al entrar aire limpio que mi olfato es capaz de obtener. Una suave brisa recorre mi cuerpo, cubierto por un vestido fino negro y largo que cubre hasta los dedos de mis pies, hace que el tacto resurja y tenga la sensación de un toque frío en mis brazos y mi cara, que mi pelo cubra mis hombros y mis pies, descalzos, al avanzar noten el suelo, la tierra entre mis extremidades mas finas y próximas a ella. Camino lentamente, por un caminito casi marcado por una senda marrón aunque con zonas cortadas por verde. El roce de las plantas terrestres esparcidas en mi avanzada me produce placer y relajación, aunque también alguna que otra cosquilla. Mis manos tocan cada árbol por el que pasamos cerca, observando mis ojos con detenimiento cuán grandes son. -pensé. A mitad de mi recorrido, decidí pararme en uno con ramas bajas, un poco alejado del sendero, pero rodeados de sus semejantes. Sus brazos inferiores, fuertes y llenos de hojas, estaban una cabeza más alta que la mía, pero podía tocarlos con la yema de los dedos. Con un poco de impulso hecho por parte de mis pies, conseguí saltar y que mis manos se agarrasen a la rama. Me solté varios segundos más tarde. Entonces me acerqué un poco al árbol y comencé a escalarlo, lentamente, como si no quisiera despertarlo de su profundo sueño… Llegué hasta la rama implícita, donde me tumbé boca arriba, fijándome en las hojas superiores a mí y en los vegetales perennes rígidos de los alrededores. Entre las láminas verdosas, podía visualizar el cielo, y si me fijaba bien, nubes. Fue en ese momento cuando me di cuenta y me percaté de que una sensación extraña invadió mi cuerpo y ocupó por completo mi ser: tranquilidad. Cerré por un instante los párpados y mi oído fue el encargado de captar todos los estímulos del medio exterior, ahora ciego para mí. El sonido del silencio se metió por la oreja, fue más allá del oído interno y en vez de continuar su recorrido marchándose por el otro conducto, se quedó en mi interior. Algunos tímidos pajarillos gorgojeaban de cuando en cuando, y el viento, pausado, mecía suavemente las hojas de los árboles produciendo unos sonoros efectos que también quedaban guardados. El movimiento tardo de las láminas verdes y finas entre ellas, se asemejaba a una conversación entre vegetales. Sin embargo, mi audición no estaba capacitada ante tal suposición en caso verdadero y de entendimiento capaz y audible. Me conformaba con escuchar los susurros del bosque…

Apocalyptica - Angel
http://www.youtube.com/watch?v=FcFOsQOCCjE


Cuando la melodía, aún sonante cobró un toque más presto, mis ojos se abrieron ipso facto, haciéndome levantar mientras soñaba despierta en la rama. En postura erguida, mis piernas se levantaron, quedándome de pie, congelada. Mis pupilas temblaban ante la situación que estaba observando. Una especie de masa azabache, extensa, avanzaba por el bosque, por el camino inicial en el que caminaba. Los pájaros introvertidos piaron con más fuerza que nunca y emprendieron vuelo a través del bosque, alertando. Yo, inmediatamente, salté con un gran impulso y comencé a subir por las ramas, avanzando a través del árbol. Llegué hasta el otro extremo del vegetal, y continué saltando a los troncos de otros cercanos, con una velocidad algo más rápida que la habitual e impulsos desmedidos. Con los pies descalzos sentía el aire vibrar bajo ellos mientras pasaba de los brazos marrones y verdes a troncos altos o viceversa; notaba también el tacto macizo de la corteza de los rígidos vegetales. A pesar de mis desplazamientos a gran velocidad, la viscosa masa negra continuaba avanzando, engullendo todo lo que encontrase a su paso. El cansancio comenzaba a apoderarse de mí y mis piernas flaqueaban un poco. En un despiste, queriendo saber si la masa azabache se encontraba próxima a mí, salté desde unas ramas un poco débiles, que no me impulsaron lo suficiente como para llegar de lleno al tronco del siguiente árbol que se encontraba a mi izquierda, miré hacia atrás un segundo. En el preciso instante en que mi vista volvió a estar acorde con la dirección de mi cuerpo, éste chocó de lleno con todo el costado izquierdo contra el inflexible tallo y provocó una caída veloz contra la hierba y la tierra del suelo. A pesar de mi declive y de una jadeante respiración que me embriagan, vuelvo a mirar a la pastosa mancha negra que avanza con una rapidez cada vez mayor, percatándome de que he de continuar, he de intentar escapar…
Las piernas me siguen flojeando y agarrándome el brazo débil, intenté correr a pesar de mi estado crítico; fue inútil. Mis pies consiguieron llevarme hasta el árbol próximo, a unos veinte metros donde caí. Sin poder sacar más fuerza de una flaqueza inexistente, lo único que me quedaba era sentarme, apoyarme en el cuerpo del gran vegetal y esperar a mi contrincante azabache. La masa negra retrocedió un poco, cogiendo carrerilla y se abalanzó sobre mi cuerpo quieto, con escaso vigor y fuerza, como si se tratase de una ola acuosa, imponente y colosal. Mi cabeza y mi tronco apoyados, sujetándome el brazo izquierdo, una pierna estirada, la otra con la rodilla en alto y parte del vestido rasgado, observé la llegada de mi destrucción final. < ¡Ven, ven a mí ahora que puedes!> -grité. -< ¡Aprovecha ahora para hacerme desaparecer porque de lo contrario seré yo quien vaya en tu búsqueda para matarte!>.
La oscura y mística ola negra cogió entonces más altura y se abalanzó contra mí, descargando furia, ira, tristeza, melancolía, dolor. Sin embargo, no sentía nada, ni un ápice de inestabilidad en mi interior. Creo haber desaparecido definitivamente y tal vez estos sean los últimos segundos que tenga para poder expresar lo ultimo que queda de mi ser, mis últimas palab… < ¡Uahg!> -escupí.
Un coágulo de sangre salió de mi boca, haciéndome recobrar el sentido. Sangre… ¿No he desaparecido todavía? ¿Qué es lo que ha ocurrido como para que la viscosa mancha azabache no me destruyese? ¿Acaso no era su objetivo?

1 comentario:

marina peke dijo...

bua tia... es una pasada... se k diras k soy una exagerada xo en serio t digo k m encanta, no me cansaria de leerlo una y otra vez... escribe más xk realmente esta super upo n serio ^^