Aviones de papel


Tropiezos
de casualidad, la piedra se encuentra en mitad del camino y tan sólo es cuestión de tiempo que los caminos converjan. Remolinos de incertidumbre, dudas ante lo desconocido. Opuestos que se atraen y colisionan, razones que se ahogan en una copa con tres hielos. Parches que tapan las huellas dejadas por mis pies, y que la espuma de las olas arrastra hacia dentro para que la marea haga el resto.
Guarda tus pensamientos en un corazón de cartón, no te preocupes por la lluvia que pueda avecinarse. El horizonte queda lejos y las nubes demasiado altas cuando te das cuenta de que, por mucho que estires tus dedos, cuestan de alcanzar.

No estoy hecha para ocasiones, la improvisación se ahoga en mi sangre. Los relatos de aquella noche quedaron obsoletos, las páginas del cuento quedaron vacías y las palabras se derritieron por el queroseno de tu boca. Mis pies salen del tiesto para llevarme hasta la terminal del aeropuerto y dejarme tumbada para mirar cómo despegan los aeroplanos, destino aún por definir. Las pestañas se cerraron, las pupilas quedaron inmersas en una oscuridad abismal. Podemos dejar libre a nuestra imaginación y pensar que los aviones de papel que surquen el cielo son estrellas fugaces, quizás así tengamos alguna oportunidad de pedir un deseo.


A veces me siento muy kamikaze, porque espero que vuelvas.
Pero ahora sólo sé que estoy borrando lo que un día te hizo daño.

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