
Cuesta respirar, cuesta no romper cristales con el grito que desgarra mi voz. A nadie le importa lo que dice, ni lo que calla. Ignora el silencio, esconde el miedo al qué dirán. Las palabras se quedan cortas, y las mentiras se desvanecen en la inmensidad del aire.
Avanza ahora, después, mañana.
Todo lo que queda es polvo, recuerdo de algo que fue y no pudo ser.
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