#Cuarenta y dos.

Quizás todavía sienta miedo, a pesar de que el aire sale de mi pecho. Que la lluvia borre las huellas, mi bosque se inunde, desaparezcan las tardes del otoño y un torrente logre destruir todo aquello que una vez aprendí. No me importa porque vivo en el viento. Mi límite no es el cielo.

Eso es lo que me hace feliz. No necesito más.

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