Rayos y centellas.

Una minucia en medio de la multitud que pinta sueños de inocencias compartidas. Incendios que provoca mi corazón, que logran hacerlo rebotar en la caja de tu pecho. Cicatrices que me dejan sin aliento, y logran que la nostalgia tome el control de mi mente. Un tejado que va antes que los cimientos, y cohetes que vomitan mil colores en el firmamento. Una lengua que no deje salir las palabras de tu boca, un destino cualquiera porque no importa donde llegar, sino ver el amanecer.

Reduce el tiempo entre decisión y acción, que fluya todo un caudal de sucesos. Contar secretos a las estrellas de madrugadas, sentirse como un gato vagabundo. Bañar tus labios con mis lágrimas de despedida, tomar el último trago de tu voz antes de marchar.

Quedarme sin palabras toda una noche...
para llegar mañana y poder interrumpir tu silencio.

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