Calibre 7.92


Comienza la agonía,
En tu pecho, en tu sonrisa.
Se rompen las convenciones
que escondías con palabras.
Mella la realidad visible
de ojos que no dicen nada.
El descontrol de tus manías
es una marea de incongruencias,
que dañan colateralmente
mis críticas esculpidas en mármol.
Rallas la cúspide de mis nervios,
y sosiegas mi océano inquieto.
Callas mis palabras férreas
con un silencio estoico.
Rebotan tus balas de hierro
en mi corazón abierto,
que agoniza lentamente
y zozobra entre mi miedo.




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