Primero el chocolate, y luego la sorpresa


Y es cuando te miro,
que me entra el apetito
suficiente para comerme el mundo.

Que ya no se llevan banderas reclamando
guerras que hemos convertido en paz.
Y los cuentos, al igual que la vida, cambian.
Ahora es la princesa quien me encuentra.
No hace falta un hechizo encantador,
porque tu mirada lo hace todo.



Que todo el humo que desprendes por la boca
quiero tragármelo yo.
A pleno pulmón.

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