Alta fidelidad.



Las llamas comienzan
donde las cenizas terminaron,
y yo soy el causante de que 
el humo siga aún ondeando
en el viento.

Tu universo se colapsa
una vez el mío se desentiende,
mas no existe nervio alguno
que se escape a ras de piel.
Las cavilaciones sin rumbo
desembocan en mis labios para
extinguirlas a través de mordiscos
propinados a la nada,
al todo que formo yo.

Y es que las contradicciones siempre
fueron mis aliadas en el campo
de batalla,
y los escalofríos se extienden
sin dilaciones,
sin lugares de impacto para
desencadenar otra tragedia griega.


Porque tú has dejado de ser Penélope,
y yo todavía me siento como Ícaro.

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