Closer.



Veo amanecer en tus pupilas,
y lo único que quiero es sentirte más cerca.
Pero tus palabras dejan atrás las
oportunidades perdidas.
No hace falta reinventar el miedo,
ni imaginar hasta dónde podría llegar
un sentimiento herido.


He agarrado entre mis dedos un mundo,
con temor a que se rompiese.
Y ahora que se ha hecho añicos, pienso
continuar con la cabeza alta y seguir como si
las cosas me dieran igual.
Porque detrás de cada pestañeo
se esconde una palabra o una flecha,
una contradicción o un mordisco con
olor a caricias.

No quiero hablarte de sueños salados,
ni de finales perfectos y dulces.
Tampoco que me envuelvas con tu alma
insegura y áspera,
ni me prometas un baile
por el que no podré
poner más paciencia.
Sabes que no pierdo nada por esperar,
ni por gritar mediante gritadas llenas
de desdén.
No tengo ese carácter,
ni lo quiero.



Tan sólo estaba dispuesta a tirar de un mundo,
desconociendo si, en algún momento,
sería él capaz de tirar de mí.