Improvisado.



Cuando las estrellas comienzan a esconderse, y la luna pone su cara B, aparece el momento en que mis pies no vacilan y echan a andar por las calles pedregosas de esta ciudad de calles estrechas pero encantadoras.
Rumores vacíos,
sílabas sin importancia.

A veces la gente camina con la cabeza gacha. Evitando miradas, evitando encuentros fortuitos.
Y para qué.

El momento que mis pupilas se cercioraron de las tuyas, aquella noche de verano, me dejó la boca sin palabras que articular. Nada había sido planeado, y fue lo mejor.


Improvisado.

No hay comentarios: