Medias tostadas.





No encuentro la fórmula para
que esta cara de crédula
se esfume,
pero prefiero ser
una eterna insatisfecha.
Hoy y todas las tardes que
me propusieses repetirlo.

Inundemos el ambiente a besos,
sin miedo y con desorden,
que se jodan los solitarios
corazones del resto.

Se me eriza la sonrisa
de pensarte,
aunque no sea capaz de
poner París ante tus pies.
Quiero alimentar tu pensamiento
sin promesas ajenas,
golpear al éxtasis con
el ruido de tu piel sobre la mía.
Que tus poros errantes
vayan a buscar los míos.


Regodeémonos de conquistar el
Olimpo en tan sólo una tarde
de elocuencias,
morderle a la vida con tal de
robarte otro aliento más.


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