Hace días que te observo
deambular por mi piel,
tú me buscas pero creo que he perdido el norte
que me llevaba al sur de tus pies.
La miel en tus labios
y el hambre en mi boca
me provoca,
tiemblo por respirar en tu cuello.
No evites el contacto con mi mirada
porque no existen batallas ganadas,
más bien derrotas oportunas
para erguir con orgullo lo que fue conquistado.
Y es ahora, a casi plena luz del día,
cuando sostengo firme esta bandera
que puedes tomar como meta,
aunque no ondee el viento a tu favor,
y eso conlleve tiempo de espera.
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