Hablemos de sentimientos.

Amarte desmesuradamente, tanto que se desborde el barco.
Echarte de menos nada más cerrar la puerta.
Odiarte cuando me dices algún improperio.
Darte cada abrazo como si fuera el último.
Reírme de tus caras cuando te pintas.
Enrabiarme cuando me robas palomitas.
Notar que me calientas los pies en la cama
y que en mitad de la noche te aferras a mí.
Llorar de impotencia en las discusiones
y sonreír cuando me despierto a tu lado,
pensando en la suerte que tengo.

Y otras muchas cosas que te contaría durante la hora del café,
si no te hubieras subido en el tren equivocado.

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