Aracne.

 Y aquí se encuentran mis caricias,
cogiendo telarañas.
El tiempo las envejece,
las arranca de mis entrañas,
y corre unas tupidas cortinas
para que queden grises
como el color de esta ciudad.
Se pudren inspirando melancolía,
arañando las esquinas
por las que se perdieron
las sonrisas más sinuosas
que te puedes imaginar.

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