Savageland.




Les emocionaba caminar
por las líneas de tu mano,
y es que mis dedos siempre
fueron de esos que les gusta
correr riesgos,
como ser la mecha que enciende
el fuego que esta noche
invade mis pensamientos.
Los futuros inciertos
están hechos para mi,
no sé qué se espera de mí
y tampoco sé yo qué esperar.
Tal vez empiece a coleccionar
caricias versátiles,
porque ni en las peores decisiones
conozco qué cara del dado saldrá.
Y es que a mi el azar
no se me suele dar precisamente bien,
soy de las que aguanta la respiración
antes de lamentar la jugada.

Los suspiros se te escapan por mi piel,
y continúo sangrando libertad.

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