A cualquier otra parte.



Tu mirada me corta el aire
que respiro,
y menos mal que no llevábamos
alcohol en vena porque
muerdo las ganas de encontrarme
con tu piel.

Me ocultas con silencios
esperando que entienda los signos
y yo sólo soy un mar en calma
que tiembla cuando te acercas.

Se me rompe algo por dentro
cuando me disparas con esa sonrisa
con olor a metrópolis
y mis pupilas te desnudan
el pensamiento desde la garganta,
las cortinas a medio echar
y una noche con ganas de ser eterna.



A veces hay que destruir de nuevo
el muro de Berlín.

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