Laberintos.

La luz se tiñe de rojo
mientras las cortinas
permanecen cerradas
igual que mis piernas
, igual que tu boca.
El miedo se olía a leguas
los nervios dibujaban en mis pupilas
un laberinto retorcido
como tu mente.
Tus puños
ahogaron mis palabras
atravesadas
aún en la garganta
con las mismas verdades
que estas paredes guardan.
Los platos rotos
me toca pagarlos a mí
, yo
, que ya no tengo la cara
de haberlo hecho nunca

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