Mi(e)do

Estoy ciega y
me cuesta andar
sin tantear el terreno.
Es difícil explicar que,
cuando te tengo cerca,
un relámpago me cruza
de la cabeza a los pies
y, cuando estás absorta
en tu tubo de cristal,
tu ausencia me cuenta
cómo has pasado el fin de semana.

Desmenuzo las palabras que,
por algún motivo,
no son capaces de
escalar mi garganta.
Las mantengo en reserva,
son pacientes y perennes,
son afiladas y elásticas.

En realidad
lo que tengo
es miedo.

Mucho miedo.

No hay comentarios: