Quemaduras de segundo grado

He envasado al vacío
mis pensamientos
y conservado en alcohol
tus recuerdos.
Mis miedos y
mis inseguridades
están a fuego lento.

La ausencia arruga
hasta el corazón
más despiadado
pero el orgullo
mata.

Tus silencios siempre
dejan quemaduras de
segundo grado,
como tu pintalabios.
La puerta se queda abierta
por si te da por volver,
aunque sea para tentar
mi honestidad.

No quiero negociar
un tal vez o un quizás.
Apuntas al doble
o a la nada,
porque hasta la Luna
es un viaje suicida.
Te lo garantiza una
kamikaze profesional.

No hay comentarios: