No tengo la habilidad
de crearme paz mental
y dejar de autoengañarme.
Cuando veo que te vas
dejando marchitar
yo me marchito en parte.
Si me buscas encontrarás,
más allá de la verdad,
las ganas que tengo de besarte.
Es muy duro asimilar
cuál es mi identidad
en el inicio del viaje,
y si hay dificultad
a la hora de descifrar
el origen del mensaje
tendrás que volcar
tu fe bajo mi piel,
este secreto
ni Dios lo va a entender.
Tú, que quitas el pecado
del mundo,
dámelo otra vez.
Déjame saborearlo,
cuenta hasta diez.
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