Falta de intentos

A veces creo que
sólo conozco la manera
de hacerme daño,
de repicar una y otra vez
contra la misma pared.
Que a día de hoy
no me haya reventado
el cráneo
no es cuestión de suerte,
sino la falta de intentos.

Mastico las horas
que se hacen bola
en la garganta
y me devoran las ganas
que estiro como un chicle
para que vean
la luz de un nuevo día.

Dudo sobre las intenciones
claras y concisas,
oscilas en los límites
de la verdad a medias.
Quizás con
una buena dosis
de alcohol en vena
todo se vería al doble
o apostaríamos
a nada.

Al menos
esta incertidumbre
quitaría espacio
al insomnio
que lleva tu nombre.

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