Enagenaciones.

Vagando por ahí, cualquier lugar es perfecto para dar ambiente. El parque, las luces de la ciudad, las vistas del puente de San Francisco o la terraza del Empire State. Que el aire penetre en tus huesos y te consiga mantener despierto. Mantenerte vivo...

Observar el reflejo de las estrellas en tus pupilas, y navegar entre tus brazos. No tengas miedo a regocijarte, a decirme lo que piensas. Puedes quedarte tranquilo que no muerdo... Sólo a veces.
Eres quien decide cruzar la línea del antes y el después. Tira los dados, cuenta hasta diez y muéstramelo todo. Pon las cartas sobre la mesa, quizás te llevas el premio... o te vas igual que llegaste. Con dudas, con presentimientos, vergüenza y sobriedad.

Empápate del vino de mis venas, derrama la elegancia por el suelo. Arráncate la timidez, y deja que te guarde la ropa. Nos ponemos cómodos y apagamos las luces. Todo con tal de comenzar la escena de lujuria y sensualidad que nuestra mente sueña, para más tarde despertar y, ya bien sea por suerte o desgracia, no desembocar en buen puerto.

Desplegar las cortinas, que el sol lo inunde todo.
Una copa de claridad nunca está de más, nunca es suficiente.

Camarero, sírvame otra.

1 comentario:

hachico628 dijo...

dios.. me flipa como escribes pero este...

te superaste enana :)