Nebulosa ardiente.


Invítame a un café con
esa mirada tuya,
y yo te llevo al fin del mundo
en mi habitación.
Tiemblan mis piernas
cuando te ven pasar.
Y mi mano quiere la tuya,
pero yo le digo (que)
'ya no es posible',
y me mira y me maldice.

No quiero escuchar lo que dices,
me interesa más cómo me mires.
Me desbordas con tanta duda,
y tú todavía sabes que sigo siendo tuya.
Importan las palabras,
también las maneras,
sólo busco arrancarte la vergüenza 
entre el vaivén de tus caderas.

Me insultas con miradas huidizas
pero mis pies siguen firmes.
No es cuestión de quedarse o de irme,
sólo que no tienes ni idea de cuánto me cuesta

resistirme.

No hay comentarios: