Ruidos.



No quiero dejar de jugar
a contar mentiras,
a poner buenas caras
y llenarme la boca con sonrisas torpes
.
El baile nunca se me dio bien,
lo sabes perfectamente,
y mis pies a veces
están demasiado fríos.
Me cuesta tirar de las palabras
que se descuelgan por
la punta de mi lengua,
pero no soy la más indicada
para hablar sobre universos
ni de conquistar lo inconquistable.

Y por más quiera una de esas mañanas
con carcajadas inundando el aire,
sé que es mejor quedarme
en uno de esos sueños salados,
donde continuaré siendo sirena
y los barcos naufragan en mis rocas.


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