Nieva en Noviembre.



Hay maneras mejores de empezar una postal
que sea diciendo tu nombre,
un apelativo cariñoso
o tan siquiera un simple "tú".
Pero ya no tengo tan claro si
continuar escribiéndote,
porque tus cartas no me llegan,
se emborrona el remitente
y a la vez el destinatario que creía que era.

No tengo más que decir
hasta el siguiente comienzo,
ignoro si las palabras saldrán solas
o si tendré que usar mi propia
sangre como tinta.

Pero la luz continúa en tus ojos
tan ferviente como el primer día,
es algo que me mantiene alerta,
despierta,
esperando a que las estrellas se descuelguen
del inmenso cielo que hemos construido
en tu habitación color melancolía.

No hay comentarios: