Martes que parecen domingos.

Sería capaz de atravesar la ciudad por un abrazo tuyo, a pesar de los semáforos en rojo, las farolas titubeantes de luz y las estrellas que se fijan en mis movimientos. Sería capaz por ver esa sonrisa en mis ojos reflejada, y compartir como tantas otras noches el desvelo por hablar de nada. Suspiraré tu anhelo de concordancia en cada frase mal dicha por mis labios, y a cada palabra le dedicaría el mismo romance que los versos que derramo por continuar buscando tu presencia.

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