Bro.



No duelen las verdades,
sino las palabras disparadas
por tu boca.
El tacto nunca fue
un punto a favor en
nuestras escasas conversaciones.
Siempre fuimos nocivos
el uno para el otro,
contínuos ataques ególatras.

Quema la sangre que
me corre por dentro;
duele hasta la piel.
Desbordo el dique,
inútil espigón que jamás
halló fortaleza ante maretazos.
 

Arde el cielo clamando una guerra
que daba por sentada,
pero al menos hoy
no hay bandera que hizar
ni espada que empuñar.
Todas las batallas están ganadas
hasta que tú mismo decidas perderlas
por orgullo.


Pero está claro que tú no vas a cambiar,
y yo ya estoy harta de escribir siempre
las mismas líneas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me gusta muuuuucho como escribes, jodía!!!

Un besazo enorme!

Y si quieres, aunque es el primero y lo acabo de empezar, pásate por el mío:

http://tristesojosdegolosina.blogspot.com.es/