Chica de ciudad.



No te dejaría callar en toda la noche,
porque los gemidos serían los
protagonistas en todo momento.
Y me da igual si me muerdes el corazón
o arañas esta indeleble tristeza,
soy un kamikaze puro
dispuesto a estallar
esta noche.

Creémos un océano con nuestro sudor,
empapemos las ventanas con placer
y desahoguemos a nuestras manos
en estas caderas desconocidas
que se alzan delante nuestra.
No hay que temerle a la 
suavidad de tus pechos,
ni a las sombras que generan
las curvas de tu figura
que me desbocan
cada instante.


Te pediría una fotografía pero
prefiero quedarme con el recuerdo,
quizás efímero, quizás longevo,
de lo que fue un encuentro tácito,
sin planear,
porque a veces lo improvisado
termina con un final donde existen
perdices más felices que nosotros.
Aunque seas una chica cualqueira
de esta ciudad,
te veo como un planeta del que yo
soy meramente uno de sus satélites.

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