Barcos de papel mojado.



No logran romperse los silencios
entre respiración y respiración,
tímidas, deambulantes.
Oyuelos que reviven incendios
en este mar donde la flota
cada día se hunde más.
Palabras que pierden el norte,
pero qué te voy a decir yo
cuando sabes perfectamente lo bien
que se está en el sur.
Las caídas en picado corren a mi cuenta,
aunque yo nací para ser nube.
Y no sirven de nada los círculos viciosos
de miradas y sonrisas a traición,
porque cuando suena el timbre de la
vergüenza,
yo no sé a quién llamar.


Creo que es hora de empezar a romperse
y que sea al unísono.

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