El naufragio.



El calendario se congeló en tu cuerpo
con cierto aroma a whisky.
Estábamos tan borrachas
que fuimos gigantes por una noche,
desamueblando pensamientos
y destilando intimidad.
Los sentimientos estaban sucios,
mutilados y desnudos,
se estrellaban entre ellos,
entre vuelta y pared.

Muerta de sed
y vomitando excusas,
pero en el fondo deseando
que fuera yo quien liderase este naufragio.
Siempre fui amante de la velocidad,
por eso era adicta a tus curvas
y aliñaba cada suspiro
con una batalla más ganada.
Ojeras justificadas,
y un desorden más frío
que esta puta vida
con fallos de guión.

Las uñas llegaban hasta el suelo
tiritando de sudor
y tú,
borrosa,
te buscabas a gritos.


Pero al final fui yo
la que terminó encontrándote.

No hay comentarios: