Lo importante no es que vengas, es que vuelvas.




Esta esperanza será ceniza,
una parte de mi utopía personal
en esa ciudad donde siempre llueve
y los lamentos flotan a duras penas.
Todo se vuelve un campo minado
repleto de enigmas voraces
y  bocas llenas de sangre.
Ventanas nuevas por donde
los suspiros se escapan,
nace un olvido insoportable
y se inventan miradas.
Las espinas se secan,
las palabras marchitan,
los párpados pesan
y te quedas inmóvil,
                   en calma.
Y es que cuando es el pájaro
quien cruza el silencio,
empiezas a llorar mentiras
y yo a soñar verdades.
Pretextos que pululan por
el ambiente,
que palpo,
que siento.
Y leo que
el mundo tiene sentido
cuando tenemos hambre
y terminamos comiendo del aire.

No hay comentarios: