Entre comillas.





El desierto de tu espalda
es el lugar ideal para quedarse
a vivir una temporada,
alejada de estas paredes
teñidas de melancolía.

Muerde estos versos
y lame mis heridas,
que estas alas están cansadas,
ensuciadas desde el alma.


Todas las miradas que no me dedicas
me las guardo en el bolsillo
para canjearlas en alguna
taberna con hielos.


Yo me quedo de piedra, y tú, ni te inmutas.

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