Salto de altura.


Me gusta pasear de puntillas por tu espalda,
y sentir la electricidad en la punta de tu lengua,
aún sabiendo que Madrid tiene un polvazo.
Sacar las espinas una a una es jodidamente intenso,
y el mundo empieza a ser un lugar egoísta.
A veces me paso de tonta, pero ya es hora
de que se acabe la broma, de comerme la impotencia
para escupirla a modo de sonrisa.
Porque llegaste sin saber qué decir,
y a mí las palabras se me cayeron
por el camino.

Hay personas que se parecen tanto a los pájaros
y no lo saben...
Cuando hace frío parece que las cosas van más rápido,
así que no me calientes las bragas,
que yo prefiero el corazón.

Cómete este tiempo que me sobra.
Lo guardo para ti.

No hay comentarios: