Caminos a Roma.

Fue una tragedia griega lo nuestro. El amor se estrelló en la esquina equivocada y nos desangramos como toros. Una parte de mí se pudre en un ciclón de pensamientos, en universos paralelos, en realidad, donde las consecuencias duelen. Sigo aquí luchando contra el frío que sienten mis pies, con un "quizás" en la mente que terminará muerto como el cigarro que descoso en los labios. ¿Sabes? Lo mejor de todo es que no tienes ni puta idea. Y creo que ésa es la parte que más me gusta de todo esto.

No hay comentarios: