A veces me cuesta nadar en este vaso
en ocasiones medio lleno
y, en muchas otras,
medio vacío.
Termino con los labios a medio pintar
olvidando el color en el cristal
que refleja la otra parte
de esta Luna hija de Meliés.
Bailan las horas
y es inútil resistirse
a la llamada de la noche
una vez el placebo ha caducado.
las que terminan ahogándome a mí.
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