Un par de rarezas.



No hay metástasis posible
para adoptar un destino diferente
sin sabor a precipicio.


Hundamos la lengua
en un vaso cargado
con tres hielos
una parte de ron
y dos de tragedia.

Deja la piel a un                                                              lado
y hagamos un primer plano
del corazón.
Vamos a girar la botella
para besarnos 
las cicatrices.


Ojalá 
tu desorden y el mío
en una vorágine
para crear el caos más bello
e inexplicable
que Magritte ha parido
en un lienzo.

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