Caracoles.

En espiral
como un caracol
y la casa la dejo en la cuesta
por si algún día decides venir
a disfrutar de estas vistas,
que yo disfrutaré
de las tuyas. 
Te esconderé
notas de amor 
debajo de la piel
para cuando te mires
en el espejo,
con olor a café 
recién hecho
y sonrisas por doquier.

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