No sé medir
la distancia
que nos separa
del abismo
a la incandescencia.
Pero aquí
no funciona
la ironía.
La cama huele a ti
y me produce
un escalofrío
desde la punta
de la lengua
hasta la vena aorta.
Tienes cicatrices
en el cuerpo
tan largas como
las calles
y un corazón
elástico
a prueba
de ruptura.
Todas las batallas
que hemos librado
entre estas sábanas
han hecho que la
compatibilidad
de la realidad
con el miedo
desaparezca.
Diseño porciones
individualizadas
de felicidad y
las envaso al vacío
por si no estoy
cuando (te) pierdas
(en) el norte.
Y mientras
cuento los días
para rozar tus labios
vestidos de violeta
esperanza.
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